bueno que había recibido. Esto no significaba que le negara su uso, sino que después de haber desobedecido a Dios, ya no tenía derecho a ellas. Y aun en el uso adecuado de las tales, Dios se propuso que hubiera algunas demostraciones de la pérdida de este derecho, como por ejemplo: las bestias salvajes nos atacan con furia, cuando deberían inclinarse sumisamente ante nosotros; se espantan, en vez de encariñarse con nosotros, y si algunas jamás nos obedecen otras difícilmente pueden domarse, y nos
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